Foro Generacional - Perú

miércoles, noviembre 16, 2005

ANDES 2020: Una nueva estrategia Norteamericana para la Región

Escrito por:
Yomar Meléndez Rosas (*)
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Lo ocurrido hace algunos meses en Bolivia confirma la tesis norteamericana que señala la existencia de una “crisis de seguridad” en la región andina. Para los teóricos estadounidenses las democracias de Colombia, Venezuela, Ecuador, Perú y Bolivia “se encuentran en peligro” concentrándose en ellas no sólo inestabilidad política sino también estancamiento económico y profundas diferencias de clase, etnia y vida rural-urbana.
Estas ideas alimentan el diagnóstico de Andes 2020, un informe elaborado por una Comisión Independiente, patrocinada por el Centro de Acción Preventiva, Council on Foreign Relations. Un estudio que pretende contribuir, como dicen sus autores, al “extenso debate que está en curso en los Estados Unidos sobre como prepararse para el fin del Plan Colombia”.
En efecto, con la finalidad de responder a las dificultades que para los intereses imperialistas generan los movimientos sociales y políticos de la región andina, la Casa Blanca implementó el denominado Plan Colombia que se estructuró en 1999 y concluirá en 2005. Los resultados de esta implementación no han sido del todo satisfactorios y hoy se discute en Washington qué características debe tener la nueva estrategia a seguir.
El mencionado informe señala que se trata de inaugurar una etapa distinta que prevenga conflicto mayores y mitigue los actuales niveles de violencia; que insistir en cuestiones de anti-narcóticos y de seguridad solamente, sin iniciativas complementarias e integrales, implicaría una “seria debilidad” en la política norteamericana; que el problema no se soluciona invirtiendo más dinero en la región considerando que anualmente se destinan $700 millones aproximadamente.
La principal propuesta que la Comisión Independiente plantea es la “redistribución del compromiso financiero y político de los Estados Unidos, sobre la base de nuevos objetivos estratégicos”. Pero ¿cuáles serían esos “nuevos objetivos estratégicos”?. Según el informe, principalmente los siguientes: desarrollo rural y fronterizo sustentable, incluyendo una reforma agraria estratégica; reforma política para fortalecer el estado de derecho y consolidar las denominadas instituciones democráticas, incluyendo como medidas una mayor rendición de cuentas y transparencia en la gestión; desarrollo económico con mayor acceso a los mercados de las poblaciones excluidas; y una política anti-narcóticos multilateral, que también tome en cuenta la demanda en los países consumidores. Sólo así, dice el documento, se puede lograr un “progreso sustentable”.
Colombia es la pieza clave dentro de esta nueva estrategia considerando que comparte fronteras con tres de los otros cuatro países andinos. Para los norteamericanos la solución del problema colombiano “reforzaría la democracia y la seguridad en toda la región”, mientras que si fracasan se produciría el efecto contrario. Les preocupa por eso lo que suceda en Venezuela y Ecuador si el conflicto colombiano se desbordase más allá de sus fronteras, y les llama la atención que los narcotraficantes y tres de los grupos armados de Colombia utilicen ya extensas regiones fronterizas para sus operaciones. Por tanto, el informe atiende principalmente lo que ocurre en Colombia, Venezuela y Ecuador, aunque muchas de sus “recomendaciones” terminan siendo aplicables a Bolivia y Perú.
Andes 2020 está ordenado en cuatro capítulos. El capítulo uno se denomina “Hallazgos” y en él se describe la gravedad de la crisis andina precisándose los objetivos estratégicos antes anotados. El capítulo dos se titula “Reforma Agraria y Desarrollo Rural” y sugiere una serie de medidas que permitan integrar a los sectores rurales de la región; medidas como la recaudación efectiva del impuesto sobre la propiedad, aceleración del otorgamiento y registro de títulos de propiedad de tierras, y una “reforma agraria apoyada por el mercado”. El capitulo tres “La Participación de los Estados Unidos y de la Comunidad Internacional en los Andes” sugiere una participación “multilateral” en el abordamiento del asunto de drogas aconsejando la creación de un fondo especial de desarrollo para los países sembradores, dinero que podría ser administrado por el Banco Mundial y aportado por los principales países consumidores; además, en el referido capítulo se incluyen acciones para “perfeccionar la ayuda estadounidense a Colombia” destacando la elevación del número del personal de adiestramiento norteamericano de las fuerzas armadas colombianas y, por otro lado, se recomienda proporcionarle “mayor flexibilidad” al jefe del Comando Sur en el manejo de sus recursos militares. El capítulo cuatro “Enfoques Regionales para Soluciones Regionales” contiene orientaciones para consolidar las fortalezas existentes en la región usando un enfoque trans-fronterizo; se habla aquí de fundar una Zona Andina de Libre Comercio como etapa previa al ALCA y de formar una unión aduanera reduciendo las barreras arancelarias intra-regionales.
Por supuesto que cada una de las iniciativas señaladas se ubican en el paradigma “unipolar” que tiene en los Estados Unidos al líder planetario indiscutible. Estamos entonces avisados: así como los pueblos necesitan renovar permanentemente sus estrategias, el imperialismo no descansa y también de actualiza.
(*) Ex presidente de la Federación de Estudiantes del Perú
Miembro del CEN del MNI
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