Foro Generacional - Perú

miércoles, octubre 19, 2005

Apuntes para debatir: la prohibición de la reelección y su posible influencia en la participación política de una nueva generación.

Escrito por:
Carlos Tengan
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La reelección es la posibilidad de elegir nuevamente a una misma persona o cosa. En este caso, nos referimos a la reelección de representantes populares. Por tanto, al hablar de su prohibición, estamos aludiendo al impedimento de un representante para volver a ocupar el cargo público para el que fue electo inicialmente. Ahora bien, es preciso indicar que existen dos tipos de reelecciones: inmediata y mediata o diferida. Respecto a la prohibición de la reelección cabe anotar, en principio, que se puede dividir claramente el debate en tres vertientes, dependiendo del cargo en cuestión:
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1) Presidencia de la República.
2) Congreso.
3) Otros representantes populares.
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Rápidamente nos damos cuenta de que existen diferencias notorias en estos tres grupos. Analicemos algunos aspectos.
Por ejemplo: ¿Por qué existe relativo consenso respecto a la prohibición de la reelección presidencial y no así en lo que respecta a otros cargos?
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Las posibles razones de la diferencia son básicamente dos:
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1) Es el máximo cargo en un sistema de presidencialismo extremo, de premierato débil, lo que incrementa las posibilidades de que los recursos estatales se utilicen en beneficio de la reelección, sin contar las inconveniencias que genera la acumulación de poder en una sola persona (reforzamiento del caudillaje).
2) Cálculo electoral o ambiciones personales: sólo hay un presidente. Se ve como una posibilidad lejana, pues se trata de un puesto entre 27 millones de peruanos. A diferencia de los demás cargos, a los que muchos, apenas cumplidos los 25 años, sueñan en ocupar. Lo curioso es que en algunos casos el sueño envuelve incluso la posibilidad de una reelección.
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Alberto Borea, líder de Fuerza Democrática y reconocido jurista, propone la prohibición absoluta de la reelección (ni inmediata ni diferida) para el caso del Presidente de la República y también se muestra a favor de la prohibición de la reelección para los casos de otros representantes, pero con la excepción de los congresistas.
Al parecer este grupo es el más protegido en razón de que “la reelección de los parlamentarios fomentaría la creación de una verdadera clase política”. Al menos ese es el pretexto. Se cree -de buena fe- que los mal llamados “padres de la Patria” son los que conformarán o serán la cabeza visible de esa nueva forma de entender la política. Eso que llaman “profesionalización de la política”.
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Seamos crédulos (sin ser ingenuos) y veamos razones de fondo -bienintencionadas- a favor de la reelección:
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a) Genera una relación más directa entre representantes y electores. Al tener que regresar los representantes a buscar el voto en sus lugares de origen, se produce (por interés) un incentivo para desarrollar una mejor gestión en el cargo. El contacto no se pierde después de las elecciones. Objeción principal: Al existir esta relación directa entre representantes y electores se debilitan los partidos.
Se dice que una democracia se consolida con partidos sólidos. Entonces: ¿El contacto no debiera ser entre la población y el partido votado más allá de quién sea el que personifique temporalmente esa opción? Además, si se quiere mantener ese interés por realizar una buena labor: ¿no sería mejor estudiar alternativas como la renovación por tercios al cabo de la mitad de gestión? Queda claro también que las dos cuestiones expuestas en forma de interrogante podrían encerrar una contradicción, ya que la renovación por tercios traería consigo el mismo problema del debilitamiento de los partidos como consecuencia de una más estrecha relación entre representantes y supuestos representados. Empero, por el lapso menor en que se darían estas votaciones, creemos que no se produciría la desvinculación entre representante y partido, con el adicional de que el denominado “transfuguismo” sería una de las principales faltas que se castigarían con este sistema.
b) Profesionaliza la política. Lo que se indicó líneas atrás. Esta idea nos indica que quienes acceden a un cargo público van adquiriendo experiencia y conocimientos a medida que va pasando el lustro hasta que, en la siguiente oportunidad, su labor se volverá más eficiente. Hay un problema lógico. Se han invertido las posiciones. ¿No deberían contar con la experiencia y conocimiento en la administración de la cosa pública desde antes de ser elegidos? ¿No deberían ser esos elementos requisitos indispensables para que su partido lo postule? Una pregunta más: ¿el simple hecho de haber ocupado un cargo es garantía de que se hará una mejor labor que otra persona preparada y que ha ido ascendiendo producto de una verdadera carrera política?
Este argumento de la profesionalización de la política es cierto en tanto contamos con personas que no han tenido una formación adecuada en las materias que formarán parte de su quehacer diario. Es aplicable a los referentes mediáticos o héroes deportivos que pegaron el gran salto o metieron el gol de su vida y cambiaron las pantallas por una municipalidad o el parlamento nacional. Pero, precisamente, ¿no es esto lo que se quiere evitar? Entonces, no se necesitan reelecciones, sino partidos fuertes con democracia interna donde prime la meritocracia y se fomente la construcción de carreras políticas, desterrándose de una vez por todas, las “invitaciones” y los “cursos acelerados” antes de los comicios.
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En resumen, las razones para estar de acuerdo con la reelección perjudican la construcción de partidos sólidos y, por ende, debilitan aún más nuestra endeble democracia, ahondando el antropomorfismo en la política, en desmedro de las instituciones.
Por otro lado, desconoce la posibilidad de trabajar sin necesidad de ostentar un cargo público y de asesorar a la persona sustituta en los planes y programas inconclusos. Con la no reelección desterraríamos la idea del “voto endosable” o los cálculos respecto a su posibilidad, pues lo que primaría serían las instituciones y no las personas, discurso que se vería reflejado en estas formas de asesoría y colaboración.
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Para ir concluyendo, la no reelección favorecería:
-Repetimos: el fortalecimiento de los partidos y, por tanto, despersonalización de la política, entendida en el sentido de que priman los planes, los programas, las instituciones.
-Como hipótesis: incentivaría a una nueva generación a participar en política. Ya que no se podría esgrimir el argumento: la política es cosa de viejos o de jóvenes hijos de los políticos. Es una argolla, etc.
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Matices
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Pese a todo lo escrito hasta aquí, la no reelección como medida inmediata es discutible, debido a que no sabemos que hay detrás, es decir, quiénes son los cuadros que reemplazarían a los representantes no reelectos.No pongamos la carreta antes que los caballos, reza esa frase que se ha convertido en lugar común. Digamos, entonces, lo siguiente: no pongamos una carreta tan pesada si contamos sólo con una mula que no nos llevará a ninguna parte.
Las interrogantes continúan sueltas: ¿cómo se incentiva a los jóvenes a participar si siguen viendo las mismas y cada vez más arrugadas caras de los políticos? Pero también: ¿cómo se transforma todo de la noche a la mañana si no se ha preparado nada para ese cambio? La renovación no debe ser entendida como un acto parricida. Está enmarcada en un proceso de mutua influencia entre gente con más experiencia y otras que desean insertarse en el sistema. En consecuencia, el cambio no se presentará a través de una ley aislada de reformas dentro de los partidos, que deben consagrar la meritocracia y la formación de verdaderas carreras políticas.
Por último, es cierto también que muchos cambios se han producido porque nos hemos visto empujados a ello. En otras palabras y queda la pregunta para el debate: ¿es indispensable la prohibición inmediata de la reelección para que, de esta forma, los partidos agilicen sus reformas internas?
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5 Comentarios:

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    Por Anonymous Anónimo, A la/s 12:30 a. m.  

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    Por Anonymous Anónimo, A la/s 12:33 a. m.  

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    Por Anonymous Anónimo, A la/s 12:35 a. m.  

  • el título original de la nota es "Apuntes para debatir: la prohibición de la reelección y su posible influencia en la participación política de una nueva generación" y así ha sido publicado en otros espacios. Título igual de tremebundo que el colocado aquí, pero más preciso. Agradezco a Dimitri la difusión de este post, colgado en un principio sólo en "Derecho y Revés".

    Por Blogger Carlos Roberto, A la/s 8:53 p. m.  

  • Tienes razón Carlos, fue un "lapsus brutus", al postearlo, dejé el título en blanco y ello generó otro utilizando parte del inicio del primer párrafo. Sorry. Ya lo arreglé. Exclente artículo. Demuestra cláramente la necesidad de discutir un proyecto de ley que elimine la reelección inmediata en espacios de poder concentrado como Congreso, Rectorados, alcaldías, y no sólo en el espacio presidencial.
    Abrazos.

    Dimitri

    Por Blogger Coordinadora Ciudadana, A la/s 9:27 p. m.  

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