El Estado ineficiente
Por Federico Tong (*)
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La semana nos ha mostrado los mil rostros de un Estado crónicamente ineficiente: funcionarios perseguidos y detenidos en pasillos policiales y judiciales; la "reconstrucción" de un organismo como Forsur, creado justamente para reconstruir ciudades devastadas por el sismo; el ministro salvado de la censura –en gran medida por las propias deficiencias de la casi inexistente oposición- no le quedó otra alternativa que solicitar a un organismo internacional que asuma las licitaciones de los patrulleros.Los ministros encabezan el Gobierno central -que es el mayor empleador del país y el ejecutor de las tres cuartas partes del Presupuesto General de la República-, y en este nivel, el Gobierno empieza a acusar su primer desgaste político.
A poco más de dos meses de culminar el año, la gran mayoría de las catorce carteras ministeriales apenas han ejecutado un tercio de su presupuesto de inversión. Y claro, esta misma situación se repite en los niveles gubernamentales regionales y municipales. Nada más ineficiente que tener plata y no saberla gastar.
El anuncio del premier de una evaluación ministerial bajo criterios políticos y no técnicos ha desatado varias especulaciones sobre los reemplazos. ¿Cederá el Presidente García a las presiones de Alfonso Ugarte? ¿Seguirán con el reclutamiento de tecnócratas de las canteras liberales? ¿Dónde encontrar expertos en sumar y restar pero que no sean lentos para distribuir?, son preguntas obligadas.
Más que aguardar ajustes en el gabinete debemos plantearnos preguntas de fondo. ¿En dónde radican las raíces profundas de este crónico mal del Estado, como es la ineficiencia? De la forma como lo encaremos dependerá que podamos contar en un horizonte no tan lejano con un Estado moderno, eficiente y al servicio del ciudadano, que sirva de soporte institucional para una democracia de calidad que nos merecemos los peruanos y peruanas.
En tal sentido, los pasos asumidos por el Gobierno han sido insuficientes. Algunas de las pocas iniciativas se han diluido. La anunciada reforma del Estado, luego convertida en reforma del ejecutivo, se ha difuminado en algunos mecanismos de simplificación administrativa.
Es bastante conocido que ningún partido político cuenta con el contingente propio para gobernar. Lamentable dato de la realidad, que ha obligado a los gobiernos de turno a importar cuadros técnicos con escasa visión política o a políticos reciclados de diferentes canteras con escaso bagaje ejecutivo.
Para salir del empantanamiento, consideramos que un asunto medular es asumir la noción de carrera pública y de carrera política. El Foro Generacional en la anterior campaña electoral lanzó dos propuestas en este sentido.
Uno, el apuntalamiento de los regidores jóvenes como primer peldaño de la carrera política basada en la gestión desde los gobiernos locales. No como un asunto de cuotas sino de voluntad política real de renovación de cuadros y participación de la juventud peruana en la política. Sin embargo, la ley que se aprobó permitió duplicar la presencia de regidores jóvenes dentro del bloque de casi doce mil autoridades locales y regionales, pero sin asignarle ningún rol específico en la gestión municipal y en el fortalecimiento de los partidos. Se requiere modificar esa norma para las elecciones del 2010.
Dos, el estímulo a la incorporación de los mejores alumnos de las universidades en la gestión pública. Se trata de una decisión unida a la promoción de la Ley de la Carrera Pública y la modernización del Estado, entendida claro está a la disponibilidad de plazas y en articulación con oportunidades y becas en el país y en el exterior. Ser servidor público debe ser motivo de orgullo y prestigio.
Al Gobierno todavía le queda algo de tiempo para encararla de a verdad, sino quiere terminar atrapado en la intriga y el ruido mediático pero sin rumbo y con un balón de oxígeno mucho antes de terminar su mandato.
A poco más de dos meses de culminar el año, la gran mayoría de las catorce carteras ministeriales apenas han ejecutado un tercio de su presupuesto de inversión. Y claro, esta misma situación se repite en los niveles gubernamentales regionales y municipales. Nada más ineficiente que tener plata y no saberla gastar.
El anuncio del premier de una evaluación ministerial bajo criterios políticos y no técnicos ha desatado varias especulaciones sobre los reemplazos. ¿Cederá el Presidente García a las presiones de Alfonso Ugarte? ¿Seguirán con el reclutamiento de tecnócratas de las canteras liberales? ¿Dónde encontrar expertos en sumar y restar pero que no sean lentos para distribuir?, son preguntas obligadas.
Más que aguardar ajustes en el gabinete debemos plantearnos preguntas de fondo. ¿En dónde radican las raíces profundas de este crónico mal del Estado, como es la ineficiencia? De la forma como lo encaremos dependerá que podamos contar en un horizonte no tan lejano con un Estado moderno, eficiente y al servicio del ciudadano, que sirva de soporte institucional para una democracia de calidad que nos merecemos los peruanos y peruanas.
En tal sentido, los pasos asumidos por el Gobierno han sido insuficientes. Algunas de las pocas iniciativas se han diluido. La anunciada reforma del Estado, luego convertida en reforma del ejecutivo, se ha difuminado en algunos mecanismos de simplificación administrativa.
Es bastante conocido que ningún partido político cuenta con el contingente propio para gobernar. Lamentable dato de la realidad, que ha obligado a los gobiernos de turno a importar cuadros técnicos con escasa visión política o a políticos reciclados de diferentes canteras con escaso bagaje ejecutivo.
Para salir del empantanamiento, consideramos que un asunto medular es asumir la noción de carrera pública y de carrera política. El Foro Generacional en la anterior campaña electoral lanzó dos propuestas en este sentido.
Uno, el apuntalamiento de los regidores jóvenes como primer peldaño de la carrera política basada en la gestión desde los gobiernos locales. No como un asunto de cuotas sino de voluntad política real de renovación de cuadros y participación de la juventud peruana en la política. Sin embargo, la ley que se aprobó permitió duplicar la presencia de regidores jóvenes dentro del bloque de casi doce mil autoridades locales y regionales, pero sin asignarle ningún rol específico en la gestión municipal y en el fortalecimiento de los partidos. Se requiere modificar esa norma para las elecciones del 2010.
Dos, el estímulo a la incorporación de los mejores alumnos de las universidades en la gestión pública. Se trata de una decisión unida a la promoción de la Ley de la Carrera Pública y la modernización del Estado, entendida claro está a la disponibilidad de plazas y en articulación con oportunidades y becas en el país y en el exterior. Ser servidor público debe ser motivo de orgullo y prestigio.
Al Gobierno todavía le queda algo de tiempo para encararla de a verdad, sino quiere terminar atrapado en la intriga y el ruido mediático pero sin rumbo y con un balón de oxígeno mucho antes de terminar su mandato.
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(*) Coordinador del Foro Generacional
publicadas por Foro Generacional a la/s
9:37 a. m.
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